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La hora occidental

Dibujo, intervención

Serie de 6 dibuixos

Lápices de color sobre papel de algodón

50x70cm

2018 

Lima, Madrid

El tiempo de trabajo, del proceso de las máquinas, el tiempo sobre el que el sujeto contemporáneo ha percibido cualquier tipo de vivencia o posibilidad, es el tiempo acelerado de la experiencia de la modernidad. Aquel ritmo de vida que el sujeto entiende como "ritmo de trabajo", como cotideaneidad, ha sido interiorizado de tal manera que éste ha hecho suyo los tiempos de cadena de producción. Un tiempo cada vez menos su, un tiempo simple, de sucesión y de repetición acelerada de uno mismo.
En cierto modo, se podría decir que la modernidad instauró un tiempo único de producción y la tecnología un tiempo basado en la continuidad y la velocidad. Es decir, el ritmo de producción elimina todo aquello que no le "sirve" que no se puede "vender" o que le "impide" seguir produciendo: los afectos, las emociones, los deseos, todo lo que no puede ser comercializado.
El tiempo-capital y la temporalidad hegemónica son los conceptos clave de la pieza La hora occidental que propone cuestionar esta temporalidad desfigurando y reelaborando la experiencia del tiempo lineal, estandarizado y monocrónico a través de una serie de trece dibujos equivalentes cada uno a trece personas anónimas y desconocidas quienes durante una semana trazaron cada día sus diversas acciones y movimientos en el interior de las ciudades en que se encuentran; donde cada color representa la repetición constante de la misma acción.
Cada dibujo supone una abstracción geométrica, compuesta por varios colores que responden a acciones y movimientos, donde la dimensión del tiempo es un arma de resistencia al tiempo establecido, los regímenes hegemónicos de la temporalidad, resistiendo al tiempo a través de la introducción de un otro tiempo.

 

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